lunes, 17 de marzo de 2014

La habitación (microrrelato)



La puerta está abierta. Las palabras no bastan para definir su total curiosidad, ni el terror que recorre por sus venas. Una maraña de sentimientos lo impulsa e ingresa en la habitación. Allí dentro todo permanece en silencio. Un diminuto foco parpadeante ilumina muy tenuemente el ambiente. Detrás, un chirrido. La puerta cerrándose lentamente, a sus espaldas. Puede sentir con claridad el descenso de la temperatura. Inspecciona el cuarto con la mirada. Humedad y polvo. Un deteriorado triciclo con flores secas a su alrededor. Cráneos humanos en un rincón. Cada vez más frío. El foco ya no parpadea. Las penumbras se asientan. Cree escuchar una risa, la risa de un niño. No; no es una, sino varias. Varios niños. Distingue un eco entre las carcajadas: «Queremos tu carne. Tendremos tu alma.» Se repite una y otra vez. Finalmente no logra oír más que el silencio. Eternamente.